Más ensayos clínicos para mejorar la depresión

unsplash-image-gzhyKEo_cbU.jpg

Siguiendo en la línea de un post anterior sobre el ensayo SMILES, dos años después, en 2019, se publicó el HELFIMED, un ensayo clínico aleatorizado en personas con depresión, también en Australia, y también usando como base la dieta mediterránea, pero esta vez añadiendo suplementos de aceite de pescado. Se trata de otro estudio complejo, y también nos sirve para sacar interesantes conclusiones.

En este estudio parten de varias premisas de las que ya hemos hablado antes en este blog: está demostrada la relación entre las enfermedades cardiovasculares y la depresión, y ello puede deberse, entre otras cosas, a factores biológicos que dan lugar a ambas condiciones como la inflamación, los bajos niveles de omega3 y las dietas “pobres”. Nos recuerdan que la Dieta mediterránea se basa en alto contenido en verduras, fruta, legumbres, frutos secos, semillas, aceitunas y grano integral; aceite de oliva virgen extra como principal fuente de grasa; moderado consumo de pescado; y bajo de carnes y comidas procesadas, y que esta dieta está indicada como protectora frente a las enfermedades cardiovasculares. Hacen alusión al estudio español PREDIMED del que ya hablamos en esta entrada, que partía también de estas premisas.

Por otro lado, considera que no solo las dietas altas en azúcares y grasas son adictivas, sino que también podemos adherirnos a una dieta como la mediterránea, porque también puede ser muy palatable, y por ello más sostenible en el tiempo.

MEDITERRANEAN-FOOD-NUECES-min.jpg

Por todo ello diseñan un estudio que consiste en:

1º Eligen una muestra de 152 individuos, con edades entre 18 y 65 años, con depresión en los anteriores dos meses o más. Si ya tomaban tratamiento para la depresión, les indicaron que siguiesen con ella, pero también que no empiecen tratamientos nuevos en los 6 meses del ensayo.

2º Una vez seleccionados, son asignados al grupo de intervención o al grupo control de forma aleatoria. Los investigadores eran “ciegos” hasta el análisis de los datos (no sabían en qué grupo había caído cada paciente).

3º El grupo de intervención (dieta): les dan por 3 meses cápsulas de omega 3 (450 mg de DHA y 100 mg de EPA), y repiten 3 meses después. Al grupo control no se los dan.

A la rama del grupo dieta los citan cada 2 semanas en grupos para aprender con un dietista sobre la dieta Mediterránea y atienden talleres de cocina basados en esta dieta. Además les dan cestos con comida en esta misma línea.

A la rama del grupo control también se les reúne cada 2 semanas en grupos para diferentes actividades en las que les dan café, galletas, zumo, y realizan juegos, comparten fotos, actividades de club de lectura etc. (de forma que el “efecto grupo social” sea similar en ambas ramas del estudio).

Ambas intervenciones duran tres meses.

A la rama del grupo dieta los citan cada 2 semanas en grupos para aprender con un dietista sobre la dieta Mediterránea y atienden talleres de cocina basados en esta dieta.

4º Posteriormente describen los diferentes cuestionarios sobre depresión y salud mental, seguimiento de la dieta, datos sociodemográficos etc. que analizan de los participantes. Analizan también los omega3 en sangre, y posteriormente hacen el análisis estadístico de todo lo encontrado.

unsplash-image-mcSDtbWXUZU.jpg

RESULTADOS:

De las 152 personas con depresión iniciales, 105 eran mujeres y 47 eran hombres. 95 completaron los 3 meses, y 85 llegaron hasta los 6, perdiéndose más personas del grupo control (no dieta).

Como era de suponer, el grupo de dieta mejoró su puntuación en adherencia a la Dieta Mediterránea: comieron más verdura y fruta, legumbres y frutos secos, etc. Esto se comprobó a los 3 meses, y se mantuvo a los 6.

Ambos grupos mejoraron en su Salud mental, aunque en general en varios cuestionarios mejoró más el grupo de Dieta Mediterránea. Las medidas de depresión mejoraron en un 45 % en el grupo de intervención frente al 26,8 % del grupo control. En el grupo de dieta hubo un 60 % menos de personas extremadamente deprimidas, con un 72 % de menor ansiedad y 69 % con menos estrés. Hubo una mejoría 1,68 veces mayor en síntomas de depresión en el grupo de dieta que el control. Los cambios se mantuvieron a los 6 meses.

En el grupo de dieta hubo un 60 % menos de personas extremadamente deprimidas, con un 72 % de menor ansiedad y 69 % con menos estrés

Concretan cada grupo de alimentos pero en general podríamos extraer que comer más verduras y más variadas, más fruta, más frutos secos y más legumbres se asocia estadísticamente con menos depresión, menos ansiedad y estrés, y mejor salud mental global (hablan incluso de menos dolor, más felicidad, mejores relaciones e independencia, casi nada!).

Analizan por otra parte omega3 (más antiinflamatorio) y omega6 (más proinflamatorio) en los hematíes de la sangre y encuentran mayores niveles de EPA asociados a menos ansiedad y estrés y más salud física; mayores niveles de DHA se asocia a menos estrés y menos emociones negativas; y por el contrario los MENORES niveles de omega6 se asocian con menos estrés y más salud mental. Merece la pena recordar que la dieta influye en este ratio, y que las dietas occidentales (comida rápida etc.) tienden a tener niveles altos de omega6/3, que no son recomendables tampoco para nuestra salud mental.

unsplash-image-DRchVK5apjw.jpg

Finalmente, este ensayo nos recuerda varios aspectos:

  1. Que es mejor cambiar y mejorar una dieta completa que pensar en nutrientes aislados (aunque puedan reforzarse determinados déficits, si los hay, con suplementos como los omega3 en casos concretos).

  2. Que las personas deprimidas son capaces de mejorar sus dietas.

  3. Que los profesionales que las atendemos debemos poner todo el empeño en apoyar que lo hagan, también desde la consulta de psiquiatría (e idealmente con el apoyo de nutricionistas).  

Anterior
Anterior

Charla en la Universitat de València. Ayuno intermitente.

Siguiente
Siguiente

Evidencia sobre dieta cetogénica y cerebro